Cómo ordenar los animales: la Clasificación Linneana

Querida hija: 

Al ser humano le encanta ordenar y clasificar cuanto le rodea. Una vez que clasificas una cosa, sueles entender mejor su origen y funcionamiento, y cómo se relacionan entre sí los elementos incluidos en la clasificación. Por ejemplo, tomando los elementos químicos que hay en el Universo, se han ordenado y clasificado en la Tabla Periódica de los Elementos. Con los animales sucede exactamente lo mismo. A pesar de los millones de especies animales que existen, y han existido, sobre la faz de la Tierra, y de lo diferentes que son entre sí, el ser humano ha sido capaz de ordenarlos en una clasificación, llamada Clasificación Linneana. 

Se llama “Linneana”, en honor al botánico sueco Carl Von Linné, quien desarrolló este sistema clasificatorio. Su nombre fue latinizado en “Carolus Linnaeus”, cosa bastante habitual en su época, dado que el latín era la lengua científica, como lo es hoy el inglés. Y, de Linnaeus, pasó a ser conocido en castellano como Linneo. 

Carl von Linné nació en 1707. Desde muy niño le apasionó la Botánica, y tuvo la suerte de encontrarse con profesores a quienes también les interesaba, y que le enseñaron todo lo que había de saberse en este campo. Lo cual no le impidió licenciarse en Medicina. En aquellos tiempos los saberes no estaban tan rígidamente compartimentados y separados como hoy en día, y hombres como Linneo, que tenían una visión multidisciplinar de las ramas del conocimiento no eran raros, pero actualmente no podrían darse debido a la hiper-especialización que se ha impuesto. 

Linneo. 1707 - 1778

El caso es que Linneo empezó a interrogarse acerca de la forma en que se clasificaban las plantas en su tiempo, y llegó a la conclusión de que no era adecuada, sustituyéndola por otro sistema alternativo, basado en los órganos sexuales de las plantas, algo que no dejó de levantar cierto revuelo en su tiempo. Linneo finalmente introdujo un sistema de clasificación de los seres vivos que, en líneas generales, es el que usamos hoy en día. Lo propuso por primera vez en su obra más importante, Systema naturae, cuya primera edición se publicó en 1735. 

¿En qué consiste dicho sistema? 

Empieza definiendo los tres Reinos Animal, Vegetal y Mineral. Luego, subdivide los Reinos en Clases, las Clases las divide en Órdenes, y los Órdenes los divide en Géneros y Especies. Actualmente no se habla ya de los tres reinos anteriores, sino de cinco Reinos: 

-Reino Moneras: son las bacterias y algas azules, caracterizados por tener células sin núcleo. 

-Reino Protoctistas: son seres unicelulares, ya con núcleo. 

-Reino Hongos 

-Reino Plantas 

-Reino Animal 

Estos tres últimos reinos reúnen seres vivos pluricelulares. Centraremos nuestra atención en el Reino Animal. Los animales son seres vivos que no pueden sintetizar por sí mismos su alimento, y se desarrollan a partir de la unión de dos células diferentes: óvulo y espermatozoide. Aparte de las categorías que definió Linneo para su clasificación, modernamente se han introducido dos categorías más: Tipo, o Phylum, que está situado inmediatamente debajo del Reino, y Familia, que está situada por debajo del Orden. 

El Reino Animal, tal como lo definió Linneo

¿Está claro hasta aquí?, te resumo: tenemos definidas las siguientes categorías taxonómicas (la Taxonomía es la ciencia de la clasificación de los seres vivos): 

REINO – TIPO – CLASE – ORDEN – FAMILIA – GÉNERO – ESPECIE. 

De entre éstas, la categoría clave es el Tipo. En esencia, un Tipo zoológico es una forma de organización de la anatomía. Lo entenderás mejor usando un símil arquitectónico. Si miras los edificios de la ciudad, observarás distintos “tipos” estructurales: edificios de viviendas, de oficinas, deportivos, de transporte…etc. Cada uno de ellos es estructuralmente muy diferente de los otros. El plan de organización de un estadio de fútbol es completamente distinto de una estación ferroviaria, pongamos por caso. En el caso de los animales, es exactamente lo mismo. El plan de organización de una abeja es radicalmente distinto del de una medusa. Por eso las abejas y las medusas pertenecen a Tipos zoológicos distintos. 

¿Y la especie humana? ¿a qué Tipo zoológico pertenece? 

Los humanos pertenecemos a un Tipo llamado Cordados. “Cordado” viene de “cuerda”. Y todos los Cordados tenemos…o tuvimos, un órgano llamado “cuerda” o “notocorda”, que es un órgano alargado y elástico, cuya función no está del todo clara. Ni las abejas ni las medusas tienen notocorda, por eso las abejas y las medusas no están incluidas dentro del Tipo Cordados. El plan de organización de un Cordado es diferente al que presentan abejas y medusas. Por cierto, las abejas pertenecen al Tipo Artrópodos, y las medusas pertenecen al Tipo Cnidarios. 

Las abejas pertenecen al Tipo Artrópodos, Clase Insectos

Bien, hija, ya sabes lo que es un Tipo zoológico. A partir de la definición de un Tipo, se recurre a la Anatomía Comparada para determinar las características anatómicas y fisiológicas que una especie comparte con otras y qué características lo diferencia de otras. Así se define a qué Clase, Orden o Familia puede asignársele. En el caso de la especie humana, su estudio comparado ha permitido incluirlo en la Clase Mamíferos, definida porque las madres alimentan a los pequeños con leche segregada por la misma madre. Otros Cordados, como por ejemplo las serpientes o las truchas, no disponen de leche materna, por eso, se incluyen en otras Clases diferentes. 

Aunque la anatomía comparada no ha perdido su razón de ser, modernamente el estudio de la Genética ayuda a incluir a una especie dentro de un Orden y una Familia. Así, el ser humano se incluye en el Orden Primates, caracterizado, entre otras cosas, por la situación de los ojos juntos en la parte anterior de la cabeza, y una particular configuración de manos y pies, con pulgar oponible, lo que permite agarrar objetos con una mayor perfección y seguridad. Otros Mamíferos, como los canguros o las cabras no disponen de estas características fisiológicas, por lo que no se consideran Primates. 

Dentro de los Primates, los humanos pertenecen a la familia Homínidos. Había más especies dentro de esta familia, pero actualmente están todos extinguidos, y sólo hay una única especie actual dentro de los Homínidos. Otros Primates, como los chimpancés o los lémures, se asignan a otras familias debido a las grandes diferencias anatómicas y a las pruebas genéticas actualmente disponibles. 

Esquema resumen de la clasificación de la especie humana

Una vez que hemos llegado a situar a una especie en el nivel de Familia, se le asigna a un Género y una Especie. El género y la especie son como un “nombre” y un “apellido” que identifican de manera inequívoca al ser vivo correspondiente. Es tradicional usar palabras latinas y/o griegas para definir los géneros y especies, aludiendo a alguna característica o circunstancia propia de cada animal. La unión del género y la especie es lo que se considera vulgarmente como “nombre científico”, y sirve para que una persona, especialista o no, pueda identificar a ese animal sin ningún género de dudas, independientemente del idioma que hable. 

En el caso del ser humano, el Género es Homo y la especie es sapiens. “Homo”, viene del griego, y significa “mismo, semejante”, y “sapiens”, viene del latín, y significa “que sabe”. El significado del nombre científico del ser humano sería, pues, algo así como: “el semejante a nosotros, que sabe”. Es indudable que, traducidos, los nombres científicos pierden su encanto. 

Las diferencias entre seres humanos y gorilas les sitúan en familias diferentes

Una última cosa importante que debes saber acerca de las especies, para cerrar nuestro recorrido por la clasificación linneana. Una especie no puede tener descendencia viable con otra especie. Esto quiere decir que, o bien dos especies no llegan a reproducirse nunca entre sí, o bien sí se reproducen pero su descendencia es estéril o no llega a sobrevivir en ningún caso. Digamos que es la prueba definitiva para poder decir con seguridad que dos animales son, en efecto, especies diferentes.

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